En el 2020 diseñé mis primeras botas: las Corset Boots ( o al menos así las llamaba en ese entonces) que pronto evolucionarían a las °FA-000/1.
El número de esta serie es 000 porque realmente es un diseño inédito que sigue guardado entre cajones llenos de prototipos y bocetos. Recientemente a principios de este año, logré hacer una nueva iteración de las botas y junto con ellas, vinieron sus hermanas de la próxima serie: las °FA-000/2; ellas todavía se encuentran en una etapa muy temprana de diseño y naturalmente necesitan mucho trabajo; sin embargo encuentro muy satisfactorio el proceso de ver primero tu boceto en papel y luego verlo transmutado en un objeto tangible, aunque este no sirva de mucho.
Para mi, los procesos creativos son traicioneros, no lineales y caóticos; es por esa razón que tienen un encanto interesante. Personalmente, yo tiendo a tirar hacia abajo y apenas ahora comprendo que eso no tiene que ser fundamentalmente malo, pero vivir los ciclos creativos de esa manera me han hecho caer en cuenta que realmente ni yo ni FAHRENHEITA nos queremos apegar a la industria de una manera tan estricta. Quiero dejar que el proceso cumpla su ciclo, sea como sea que se desenvuelva.
En ese sentido, ya no me preocupa tanto que las °FA-000 vayan a salir ahora, en seis meses o cinco años. Que cumplan el ciclo que tengan que cumplir, pero que lo hagan bien y apelando a todo aquello en lo que creo.
¿Es posible tener un futuro donde los proyectos puedan seguir subsistiendo sin tener que ceder a una industria que es despiadada y no espera?
